viernes, 15 de julio de 2011



La soledad me ha invitado a dar un paseo. Yo he aceptado, quizás por aburrimiento o por simple educación.
Hemos estado charlando sobre mí. Sobre cómo me sentía a día de hoy, anécdotas de los últimos meses, que películas había visto últimamente, que tenía pensado para el verano.
No he podido evitar ponerme triste al hablar del verano.
-¡¿Cómo?!, si el verano es la mejor época del año.
-No cuando todo depende de lo que quieran hacer los demás, sin tener en cuenta tu opinión.
Es cierto, no estoy disfrutando todo lo que querría.
Siento que estoy perdiendo tiempo, tiempo que quería invertir en estar con esas personas que con lo más insignificante te sacan una sonrisa y te hacen olvidar todo lo demás.
Finaliza el paseo y la señora soledad se acerca para despedirse de mí.
La freno de golpe y le formulo la pregunta que me ha estado rondando todo el tiempo por la cabeza:
-¿Has venido a quedarte conmigo?
-No.
-¿A llevarme contigo, quizás?
-¿Quieres?
Difícil decisión.
Por una parte me iría con ella. Sería el mismo sentimiento que el que tengo al llegar a casa.
Por otra, ni loca.
¿Qué haría con todas esas personas que de verdad me hacen sentir bien, hacen que no me sienta sola?
No quiero perderles, lo son todo para mí.
Arriesgarme a irme y no volver nunca…Nos oy de las que les gusta jugar su suerte a una sola carta.
-¿Sabes?, me quedo. Este es mi lugar, en el que quiero y debo estar.
Hoy la soledad me ha llevado de paseo, me ha dicho que si me iba con ella y he dicho que no.
No vale la pena huir. Son más los momento s felices que los tristes, son mas momentos bueno que malos, son más personas que me quieren que las que parece ser que voy perdiendo poco a poco.



Hoy he plantado cara a la soledad y la he dado negativas.

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